Ecosistemas naturales y artificiales




La palabra ecología proviene del prefijo griego oikos que significa "casa". Así pues nos encontramos ante la "ciencia de la casa". El concepto básico de la ecología es el de ecosistema. Un ecosistema es un conjunto espacialmente limitado de seres (vivos e inertes) que se relacionan entre sí y con el exterior 
de forma que puede definirse una organización característica de la actividad de los seres vivos dentro de él. Como todas las definiciones, la anterior es incompleta y el concepto de ecosistema sólo acaba definiéndose por la práctica de su uso.

 1.- ECOSISTEMAS NATURALES.

 Los ecosistemas, como todos los sistemas, pueden clasificarse en abiertos (intercambian materia y energía con el exterior) y cerrados (no lo hacen). Como veremos todo ecosistema necesita intercambiar energía con el exterior. Sin embargo, los intercambios de materia, aunque siempre están presentes en casi todos los ecosistemas reales, pueden en principio ser tan reducidos como se quiera. La Biosfera, el ecosistema formado por todos los seres vivos sobre la Tierra más la materia inerte con la que interactúan, es un caso claro de ecosistema prácticamente cerrado en lo que respecta a los  intercambios de materia con el exterior. A una escala más modesta, un ejemplo típico de ecosistema natural es un lago en un paisaje de clima templado. De hecho la limnología o "ciencia de los lagos" es una parte muy importan de la ecología, y una de las primeras históricamente. Es fácil de comprender por qué: los lagos suelen estar muy bien delimitados (una característica esencial de cualquier ecosistema) y además intercambian pocos materiales con el exterior, lo que hace más fácil su estudio.




2.- ECOSISTEMAS ARTIFICIALES 

La influencia cada vez mayor que las actividades humanas realizan sobre los ecosistemas naturales, hasta transformarlos radicalmente como hemos visto en los ejemplos anteriores, pone de manifiesto la necesidad de tener en cuenta estas actividades en el análisis de los ecosistemas. Al mismo tiempo, el hombre ha ido creando una serie de espacios tan humanizados que ya no cabe describirlos ni siquiera como ecosistemas naturales modificados. Estos espacios son las ciudades, las zonas industriales y sus interconexiones (que ocupan más del 3% de la superficie seca del Planeta). De hecho, como hemos visto y vamos a ver enseguida, a buena parte de las explotaciones agrícolas modernas habría que calificarlas también de ecosistemas totalmente artificiales, pues comparten con estos su principal característica (su carácter insostenible a largo plazo). Todas estas creaciones de la humanidad, desde el punto de vista de la ecología, forman parte del metabolismo exosomático (por oposición al metabolismo endosomático que hace referencia a los intercambios de materia y energía estrictamente necesarios para mantenernos vivos como individuos) de la especie humana, del mismo modo que los panales forman parte del metabolismo exosomático de las abejas. No obstante, en el caso de la especie humana, el metabolismo exosomático supone intercambios de energía que multiplican por 14 la energía de los intercambios   endosomáticos